Aidee
De León



La transformación de la materia

Relatos de Infinitud

La disolución de la materia

Sub-conjuntos

La transmutación de la materia

Sub-objetualidades

Naturalness

Motley-Pleasure

Pos homo faber

Pintura tridimensional

Escultura textil



Contacto

Curriculum

Textos

AIDEE DE LEÓN: Ser/materia

En la obra reciente de Aidee de León se perciben componentes vivenciales, sensoriales y psicológicos que expresan una integración de lo abstracto y lo figurativo de forma simultánea. La artista plástica plantea un continuo fluir entre el mundo físico de las formas y las dimensiones de lo informe. Justo en el punto en el que convergen las ideas Sobre lo espiritual en el arte, de Kandinsky, las transparencias de Rothko y las elegías de Motherwell, el tsunami cromático cobra fuerza. Hay, asimismo, un replanteamiento de la estética japonesa -con guiños al pop de Murakami y la caligrafía clásica- que inyectan aire fresco y colorido a la serie. No es casual que los tonos rosa, naranja y amarillo denoten vitalidad y luz, o que el blanco & negro apunten hacia lo invisible ante nuestros ojos, a la materia oscura que sostiene el universo. Los polos opuestos se crean mutuamente. Ríen y lloran juntos.
De manera sostenida, La transmutación de la materia rebasa el ámbito material y convierte los recursos pictóricos en reflexiones sobre el nacimiento, la vida y la muerte, la pérdida y el eterno retorno. Los acrílicos irradian la porción intangible que llevamos dentro y le dan sentido último a nuestra existencia. Encontraremos alusiones implícitas a Sara Sefchovich, quien despliega bastas reflexiones de la vida como mujer, y a Erich Fromm, que apunta hacia la expansión mediante lo emocional, intelectual y sensitivo. Del filósofo Schelling se captura la noción del ser visto como la voluntad que se contempla a sí misma en la libertad total. En cada referencia, De León establece un pacto de armonía con las fuentes que rigen su imaginario y con sus propios procesos creativos. Rompe la membrana del tiempo a través de la inmersión emocional en un largo viaje al presente. Renace una y otra vez.
En este espacio de posibilidades infinitas, la creatividad fluye con virtuosismo y la intuición arroja radiantes ejecuciones. La pintura se ha vuelto autónoma: libre del objeto que describe, ágil y etérea, es impulsada por una energía interior. Hay una complicidad con el todo y la nada. Con las estrellas y el átomo. Nos atan al mundo vínculos infinitos. Como Aidee sospecha, el artista se mimetiza no solo con su trabajo, sino con la totalidad que representa dentro del cosmos. Crear y destruir, sufrir y gozar-dos lados de la misma moneda salvaje-dejan de ser enemigos cuando comprendemos su reciprocidad. "Debo alabar y agradecer cada instante del tiempo. / Mi alimento es todas las cosas. / Soy el poeta", escribía Borges en El cómplice. Así De León indaga en las grietas del ser, y nuestra materia interior vigila su origen, tan desconocido como fascinante, tan oscuro como real. Sean bienvenidos al cambio perpetuo.

Christian Núñez, Invierno 2016





El trabajo de Aidee De León indaga sobre las posibilidades de la disolución de la materia y su condición mutable. El recurso de la abstracción le permite explorar las ideas del budismo referentes al apego y a la impermanencia. Aunque no necesariamente lo pictórico se articula para "ilustrar" dichos preceptos, el pigmento, el color y el gesto en la pincelada explotan las transformaciones provocadas por el ritmo vertiginoso de la formas y trazos. Un ejercicio de duelo para entender que nada está inmóvil y que todo cambia.

Adriana Melchor Betancourt, Febrero, 2017.





En los últimos años la pintura ha venido experimentando una renovación que hasta hace poco muchos creían imposible. Finalizada la polarización que marcó los debates artísticos durante los años ochenta y noventa, los pintores han abandonado los antiguos prejuicios que acompañaban la oposición ente figuración y abstracción e igualmente hacen caso omiso de lo "neo". Así, los pintores más jóvenes se han desmarcado de los debates sobre la modernidad y la posmodenirnad y sus respectivas consignas y programas, y han comenzado a integrar en su trabajo elementos y estrategias provenientes de la amplia gama de posibilidades que hoy brindan la cultura visual y el arte contemporáneo. Un buen ejemplo de esta actitud es la de Aidee De León, quien en sus pinturas convoca estrategias del arte contemporáneo para reflexionar sobre sus prácticas, sobre su modo de darse hoy en día. Aidee no sólo pinta, también diseña y acumula. Así en donde la pintura y los objetos se encuentran en una relación de colaboración para producir un micromundo sensible que remite a una reflexión sobre el significado de algunas piezas emblemáticas del arte contemporáneo, como la Caja de zapatos vacía de Gabriel Orozco. En resumen, se trata de una colaboración entre disciplinas cuyo resultado sin lugar a dudas puede calificarse como sensiblemente feliz y profundamente reflexiva.

Blanca Gutiérrez





La complejidad de la superficie.


Colores brillantes, sentido del movimiento, vértigo de la mezcla. Las pinturas de Aidee De León, dentro de la frontera simbólica del lienzo, enfatizan su abstracción absoluta, no hay referencia, no hay ventana, es una presencia que surge de la dinámica del color, de la intensidad de la pincelada. Las infinitas reuniones de colores seducen, tratamos de ver todos sus aspectos, pero es imposible porque el eje es inestable, no hay arriba o abajo, es el infinito de la pintura misma. La narración se va por sus propias emociones, por su ritmo, el color la guía, la motiva a emerger sin restricciones. El sentido que Aidee tiene del color es un lenguaje en sí mismo, ella habla, dice con esos colores, con esa composición de tonalidades, de texturas. La pintura cae en chorros entre trazos dibujados, y huellas de pigmentos que impregnan. Pinceladas rebeldes se alternan con rasgos meditados, serenos. Es el efecto de acercarse a la construcción del color puro, que se expresa desde sus propias dimisiones. Aidee pinta así porque goza con la pintura, goza con el acto voluntario de crear.

Avelina Lésper





El empleo provocativo del color como protagonista

La serie Naturalness de Aidee de León oscila en la gama que se tiñe entre los polos de diversas tonalidades. El empleo provocativo del color es el protagonista, en imágenes de formas indeterminadas y vigorosas. La técnica va directamente ligada a la liberación de su temperamento: aunque la utilización del color es a veces contenida y en otras ocasiones totalmente gestual como se observa en las pinceladas largas conseguidas con el cuerpo entero así como en los libres escurridos de la materia. El discurso de la artista busca la naturalidad en el entorno objetual basada en una deconstrucción orgánica, como menciona ella, otorgándole el supremo fin a su pintura. El título de Naturalness apunta a esa espontaneidad y frescura plasmada en sus obras. Los matices seleccionados brillan con luz deslumbradora en un ejercicio dinámico de vitalidad, porque al expresarse de un modo intenso, la pintura de Aidee De León está cargada de su propia presencia.

Sara Aroeste





Nada me hace más feliz que cuando un cuadro mata a mis palabras. No importa que eventualmente resuciten, porque ya son otras; y tras la pintura de Aidee De León regresan ebrias, felices, huelen a flores que no existen, y tiemblan un poco. Velocidad es también una manera de crear un espacio. Mediante una serie de movimientos precisos pero libres (que no importa si están previamente planeados o surgen de improviso en el momento) un erotismo de colores y formas nos aproxima a la seducción. En un mundo en movimiento - y el mundo está en constante movimiento - no faltan repeticiones, los ecos forman nuevos cuerpos, hay un dolor constante de nacer.
Y esa luz que emana desde las obras de Aidee De León - entrecortada quizás de repente por unos obscuros pasos serpentinos - es la promesa de que el dolor es también la señal de vivir. Y nos muestra que caos y orden son solo prejuicios nuestros, ilusiones de perspectiva que facilitan hablar.

John Lundberg





Una oscilación entre lo figurativo y lo abstracto

Hace algunos años Aidee de León fue una pintora realista. Después Aidee comenzó a seleccionar sus temas descontextualizándolos del realismo. Ahí aparecieron sus zapatos, a veces pintados, en otro momento puestos directamente sobre el piso, es decir, apuntando al arte objetual.
Pero después de estudiar en Barcelona y BsAs, la autora da un giro de ciento ochenta grados penetrando en la pintura abstracta. ¿Del todo? No exactamente. Si se observa bien, en el abigarramiento iconográfico de sus telas aparecen cosas que Aidee encuentra entre los vendedores ambulantes del centro histórico. Todo ello atravesado por distintos grados de abstracción, hasta el proceso gradual de su desvío de la semejanza. Dicho en otros términos, es la aglomeración y la yuxtaposición, más aquel desvío, lo que convierte a estos cuadros en estructuras abstractas, cuyo punto de partida es la metáfora del consumo, de la saturación industrial a grande y pequeña escala, para recalar en imágenes que recuerdan a la naturaleza, a su anhelo, utópico aunque posible en las oscilaciones del deseo, un deseo donde habita la nostalgia del paisaje. Todo ello colmado de variados y brillantes colores, coloraciones llevadas a su máxima exaltación.

Lelia Driben





Tempestad y Devenir

Si las pinturas de Aidee de León conformaran un libro, su libro no tendría principio ni fin. Tampoco tendría prólogo ni mucho menos epílogo: tan solo un largo capítulo-río sin delimitación visible, escrito, página tras página, con un frenesí que levanta un torbellino con su escritura-pintura. "Toda pintura debería ser torbellino" fantaseo que pudo haber escrito Ezra Pound, pero fantaseo en vano. Sí escribió, en cambio, "El alma plástica es la intensidad de la vida reventando el plano". Por eso es importante que Aidee de León pinte cuadros y no escriba libros: porque el torbellino fugitivo que nunca se detiene, que hierve siempre y que siempre muda, toma cuerpo en su pintura. Un cuerpo que no es ningún centro estable sino cuerpo pictórico en movimiento que explora la inestabilidad de todo. La gramática del gesto sobre el método del flujo.
Pero en las páginas del libro imaginario de Aidee de León hay una sucesión de alteraciones donde solo podemos oír cómo conversan dos interlocutores: el accidente y la esencia. El accidente es mudable mientras lo sustancial permanece. Plinio el Viejo hablaba en su "Historia Natural" acerca de la entraña de una caverna a la que bastaba arrojar una sola piedra, por pequeña que fuera, para expulsar del interior una violenta tempestad. Un gesto de Aidee es una piedra pequeña, su pintura es un ciclón. La pintura es el arte del silencio que a veces canta y a veces oculta. Celebración del canto y del silencio: energía y borrasca en ebullición en esta obra vital, celebro su belleza festiva y orgánica. Abrí la boca para poder leerla mejor y sus gestos entraron en mí como a la caverna de Plinio. "¿Pintura, me has vuelto tempestad?" fantaseo que pregunta Ezra Pound.

Otto Cázares